jueves, 1 de mayo de 2014

Road to Lisbon



El Madrid se enfrentaba a la peor de sus pesadillas, Alemania. Y mas en concreto Munich. Nunca había ganado allí. Pero esta vez fue diferente. El Madrid no solo ganó, sino que humilló al Bayern. Un reultado histórico que no fue casualidad, ya que Carletto y su táctica tuvieron mucho que ver.

El Madrid empezó sabiendo que si jugaba con la primera mitad del Bernabéu se iba para casa. Por ello, el italiano le quedó bien claro a sus jugadores que en el inicio del partido había que presionar arriba, asfixiar al Bayern, no dejarle sacar la pelota jugada, y si se la dan a Neuer, intentar que se líe. Salieron con un 4-4-2 muy claro. Igual que en la ida y el partido contra el Barcelona en la final de Copa del Rey. Con ello Ancelotti consigue un equipo trabajador, dos medios centros que presionen y dos interiores que ayuden al equipo en defensa y aprovechen su velocidad para salir a la contra. Además los laterales suben sin miedo a atacar, pero teniendo en cuenta que delante si la perdían tenían a Robben y Ribery. Al técnico merengue le salió todo a pedir de boca, los primeros treinta minutos del equipo blanco fueron para enmarcar.

Cuando el Bayern sacaba el balón desde atrás, los dos
de arriba iban a los centrales, mientras que los cuatro
de atrás buscaban a los laterales y los medios.            

Por su parte, Pep, planteó el partido de vuelta igual que el de ida. Un calco. 4-3-3, con los laterales jugando largo para crear aún mayor superioridad en el centro del campo. Para Guardiola, la mejor defensa es tener el balón, por ello no se preocupó de guardar las espaldas ante las cabalgas de Bale, Di María, Ronaldo y Benzema. Únicamente los centrales, se convirtieron en la sombra de Bale y Ronaldo en las contras. Esta fue una de las principales razones por las que encajó cuatro y se libró de otros tantos. Dante y Boateng son menos veloces que los extremos blancos. Pero Pep contaba con que entre el dominio de la bola, el ambiente del Allianz y las ocasiones que acabarían llegando, se conseguiría el ansiado pase a la final de Lisboa. Cuando el Madrid sacaba el balón, presionaban, y esto siempre funciona. Pues no funcionó, por la simple razón de que los blancos no tenían la bola. Cuando la conseguían salían a la contra como flechas y eso por mucha presión que ejerza el equipo contrario, como dijo el mismísimo Guardiola, "Ellos siempre corren más". El Bayern no defendía. Sólo atacaba y en estático. Faltaba profundidad arriba.

El Bayern ataca en estático, mientras que el Madrid
defiende con ocho tras la bola y sube a la contra con
cuatro y, a veces, con cinco al sumarse Modric.        

Los goles llegaron por diferentes caminos. Los dos primeros, de cabeza, a balón parado. Y con el mismo autor firmandolo, Sergio Ramos. El cuarto, también a balón parado. En este caso una falta directa que coló Ronaldo por debajo de la barrera del Bayern. Pero el tercero fue una obra de arte. Otra magnífica contra del equipo de Carletto. Cuatro galgos corriendo hacia arriba con el único objetivo de colar la pelota en la red. Ribery jugaba atrás tras hacerse un lío en banda y estar rodeado por tres del Madrid. Esta presión hizo que Bale recuperase el balón, tocase para Di María, este abre a Benzema en la otra banda que toca al medio para el galés, y por último se la da a Cristiano que la mete por el palo corto de Neuer. Doce segundos. Sólo doce segundos es lo que tardó en robar la pelota, llegar de un área a otra y meterla en la portería alemana.

El Madrid consigue un cuatro para tres tras
una pérdida de Ribery. La defensa del Bayern
está descolocada, Kroos baja a ayudar, Dante
va a banda a cerrar y esto hace que Boateng 
se quede solo con Bale y Cristiano.                  

Un 0-4 que hace que el equipo blanco se meta doce años después en una final de Champions. Nada más y nada menos que contra el Atlético de Madrid. La primera final en la que se enfrentan dos equipos de la misma ciudad. ¿Arderán los árboles en Lisboa? 

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