domingo, 18 de mayo de 2014

La última de Pep


Lo volvió a hacer. Una vez más, nos sorprendió a todos con un planteamiento totalmente diferente al mostrado en anteriores compromisos. Innovó y desconcertó al rival. Probó y acertó. Es verdad que costó, pero acertó. El Bayern ganó la DFB Pokal contra el Borussia en la prórroga, y lo hizo con una alineación muy distinta a la que nos tiene acostumbrados. Pep, como siempre, rompió lo establecido y se adjudicó otro título en su primera temporada al cargo del conjunto bávaro. Muchos consideran que no ha sido una buena campaña del entrenador de Santpedor, que decepcionó demasiado en Champions y que el equipo no estuvo a la altura de lo que demostró con Heynckes. Pero lo cierto es que los muniqueses han arrasado en su país, que han ganado una liga superando claramente a sus rivales y también esta copa, aparte de la Supercopa de Europa que consiguieron en verano ante el poderoso Chelsea de Mourinho. El proyecto de Guardiola ha empezado con buen pie, está asentando sus bases en la ciudad sureña y, pese a haber sido duramente criticado incluso desde la misma institución, ha cambiado la manera de ver el fútbol que se tenía en Alemania y ha introducido sus ideas en el club más grande de la nación. Hoy, analizamos lo último que hizo, uno de los planteamientos más innovadores que han salido de su cabeza, y nos preguntamos si tiene futuro de cara al próximo año y si veremos a un Bayern dispuesto en esta formación andar por los campos europeos osando de los éxitos logrados.

Así salió el Bayern contra el Borussia.

El Bayern de Munich se dispuso en esta ocasión en un peculiar 3-4-3 muy móvil en las diferentes fases del juego. Højbjerg fue la principal novedad en un once sorprendente, más por la posición de sus jugadores que por el nombre de los propios. Javi Martínez se colocó entre Boateng y Dante en una línea más retrasada de tres centrales, mientras que por ambas bandas aparecían Rafinha y el ya mencionado joven danés. Aguantando el equipo desde el centro del campo aparecieron, como ya nos tienen acostumbrados, Lahm y Kroos, mientras que la línea del ataque la conformaban Götze, Müller y Robben. 

Pero nada de lo esperado se cumplió. Lo primero que vimos fue un cambio bastante claro en la presión a la defensa borusser.  Robben se colocó más avanzado, atacando a los centrales, mientras que por la izquierda tenía a Götze y en derecha aparecía Müller. Lo que intentaron con esto fue ejercer una presión bastante asfixiante en la que incluso ayudaban los dos carrileros, para llegar con muchos hombres al área rival y crear peligro desde ahí. La clave en estos contraataques estuvo en el trabajo del holandés fijando a los dos centrales, que quedaron ocupados y obligaron a los dos laterales a estar atentos a las incorporaciones de los jugadores de segunda línea, que llegaban en carrera y a los cuales era difícil superar en velocidad.

Lo mismo ocurrió en ataques organizados. Robben, al ser el jugador menos combinativo, se colocaba como clara referencia, ofreciendo así diferentes variantes a su equipo: la primera fue la que hemos comentado antes, dando más libertad a Götze y Müller para apoyar en zonas de creación y subir después al ataque; la otra fue hacer que el plan B fuera totalmente válido, ya que el equipo aprovechó su velocidad para buscarlo a la espalda de los centrales, aunque no se recurrió mucho a esto. 



Pese a esto, no tuvieron demasiadas ocasiones de gol. Lo intentaron, pero encontraron muy poco la portería de Weidenfeller, y esto lo aprovecharon los rivales para crecerse y salir al ataque. En esos momentos del partido, vimos cómo se desenvolvería el equipo en defensa. Una vez hecha la presión en zonas avanzadas, el equipo se reconstruía. Los tres de arriba seguían igual, con un Robben muy descolgado, pero en posiciones más atrasadas todo cambiaba: Rafinha bajaba a la posición de lateral izquierdo, Boateng se abría a la derecha, y Højbjerg era mucho más agresivo y formaba una línea de tres en el centro del campo con Lahm y Kroos, en la que era éste último el que actuaba algo más avanzado. Así pues, en presión en zona media del campo, tuvimos un 4-3-3 que bien podríamos llamar también 4-2-1-2-1. 



Pero todo volvía a cambiar cuando el Borussia superaba esa línea y se acercaba al área. A partir de tres cuartos, el equipo volvía a colocarse. Formaba una línea de cinco en defensa con ambos carrileros a la altura de los centrales. Era Lahm quien se coloca de mediocentro defensivo, mientras que por delante aparecían Müller, Götze y Kroos, donde sorprendentemente era Kroos el que se descolgaba un poco más. Mientras tanto, Robben se volvía a quedar muy por delante, casi sin sacrificarse en defensa.



Cuando el Bayern volvió a gozar del control, vimos los automatismos del sistema cuando se tenía el balón. En salida, tuvimos un equipo muy reforzado, ya que al jugar con tres centrales se creaba superioridad, y pese a la buena presión rival, consiguieron superar líneas con bastante frecuencia. Por delante, tenían ayudas de los dos mediocentros, principalmente Kroos, mientras que por bandas había las opciones de los carrileros, que no se ofrecían tanto, sino que aparecían bastante arriba y buscando abrir el campo. Más adelante, estaba siempre uno de los dos jugadores de ataque, Müller o Götze, los cuales se turnaban.



Pero el planteamiento se vio un poco trastocado tras la lesión de Lahm. El capitán, clave en este equipo que está creando Pep, tuvo que ser sustituido en el ecuador de la primera parte, y tuvieron que jugar con un solo mediocentro durante todo el partido. Fue entonces cuando Kroos tuvo que echarse todo el equipo a la espalda y sostenerlo desde el centro, llevando la mayoría de jugadas de ataque y siendo clave en las salidas. Tanto tuvo que hacer él solo que incluso se le pidió sacrificio defensivo. Éste fue, sin duda, el partido que confirmó al chico del plantel como un centrocampista total, sobre el que es muy probable que se centre el Bayern de los próximos años, hasta más de lo que lo hace ahora. En zona de creación solo tuvo el apoyo de uno de los tres hombres de ataque (Götze, Müller  Ribéry, que ingresó por Lahm), pero nunca de los tres.


En este caso, es Götze el que baja a recibir y ayuda a Kroos ante las dificultades en la creación.



Una vez superada una línea y llegados a la zona de tres cuartos, hubo mucha movilidad en el centro del ataque. Como Kroos y Robben únicos jugadores fijos en sus respectivas posiciones, los otros tres se movían libres por el medio, buscando espacios constantemente. En esta jugada, es Ribéry quien aparece por el medio, pero los otros dos también se centran mucho. Es Kroos el que dirige, y al final optará por un cambio a la banda izquierda, ante la dificultad de pasar por el medio, debida al buen cierre de espacios. Esta es una ventaja de los carrileros, que pueden sorprender incorporándose al ataque y llegar hasta posiciones que teóricamente ocuparían los extremos, permitiendo así poder desoxigenar el juego con ellos.




¿Es una buena opción de cara al futuro?

Desde mi punto de vista, sí. Se demostró mucha seriedad en el juego y se creyó en lo que se estaba haciendo. Vimos a un equipo al que le costó un poco en algunos momentos del partido, pero que encontró la forma de contrarrestar la dura presión rival. Reforzando algunas líneas y perfeccionando el sistema se podría llegar a usar habitualmente la temporada que viene. El partido fue una buena prueba para ver varias cosas, y quedó claro que se podrían tapar algunos de los puntos débiles de este equipo. 

El primero de ellos es la salida de balón. Al tener unos centrales tan toscos controlando el esférico, es una buena idea alinear tres jugadores en esa línea para tener superioridad con ellos, los mediocentros y los carrileros, aunque claro está que con esta formación se necesitarían varias incorporaciones en esa zona, ya que no solo pueden sufrir construyendo sino también defendiendo. Clave será el año que viene Badstuber, que se ha perdido la presente campaña a causa de una larga lesión.

Por otra parte, los carrileros aportarían muchísimo. En defensa, ayudaron bastante y taparon sus respectivas bandas, mientras que en ataque ayudaron mucho abriendo el campo para cuando las jugadas se encallasen. También sería conveniente reforzar estas posiciones. Højbjerg sorprendió positivamente, ya que cuajó un muy buen partido y ayudó mucho al centro en la creación, pero quizás aún no está preparado para tener un papel tan importante en el equipo. Ayer demostró que tiene nivel para mantenerse y no irse cedido, y que podría adquirir más protagonismo en la próxima campaña, pero sobre todo dejó destellos de su enorme polivalencia. Por la otra banda, Rafinha no desentonó, pero se necesita algo más de alguien que juegue en esa demarcación. No destaca demasiado en calidad técnica ni en velocidad, por lo que no parece el más indicado para ocupar esa zona, pero ya hemos visto que Guardiola es capaz de explotar las cualidades de sus futbolistas para hacerlos jugar donde al equipo más le convenga. Algún fichaje aquí iría bien, ya que sería difícil ver a cualquiera de los dos extremos jugando de carrilero, pero precisamente por eso es tan interesante hablar de esta posición, pues se podría tratar de una metáfora de un posible cambio de ciclo del Bayern. 

Højbjerg, con solo 18 años, podría tener más protagonismo la temporada que viene.

Este cambio de ciclo se vería representado en la desaparición de los dos extremos y, por consiguiente, de la pérdida de protagonismo de Robben y Ribéry. Tanto el holandés como el francés han sido jugadores muy importantes en los últimos años, pero esto podría dejar de serlo en caso de cambiarse de planteamiento -aunque esto se prevé que sea bastante difícil-. En un hipotético caso de que esto ocurriera, ambos jugadores tendrían que hacerse a la idea de que deberían cambiar algo su mentalidad en el terreno de juego. En el partido contra el Borussia, vimos a Robben como delantero centro, pero esto sería difícil con la llegada de Lewandowski. Por su parte, Ribéry ejerció el papel que se le encomendaría en caso de cambiar a este 3-4-3: aparecer por el medio y ayudar en la creación. El ex del Olympique de Marsella desempeñó el mismo rol que Müller y Götze, apareciendo en tres cuartos como enganche y con mucha movilidad, pero también bajando a la posición de mediocentro para ayudar en posiciones más atrasadas. Esto sería lo que deberían hacer ambos en caso de jugar sin extremos puros, algo que sería complicado, pero no imposible. 

Y precisamente ese mediocentro del que hablamos es donde se aguantaría toda la estructura. En la final se tuvo la mala suerte de que se lesionara Lahm, y por lo tanto se tuvo más dificultad a la hora de construir desde el doble pivote -que sin el capitán se transformó en un solo hombre, Kroos-. Desde ahí se sostiene todo y se enlaza al equipo desde la salida hasta la finalización. Es por eso que es tan importante Lahm, un hombre capaz de defender y crear al mismo tiempo. De hecho, no parece ser que se necesite refuerzo en esta posición, ya que aparte de estos jugadores, también pueden ocupar el doble pivote jugadores de garantías como Schweinsteiger o Thiago. 

"¿Ves eso? Es mi nave. Tú serás el piloto", parecía decirle Pep a Lahm al inicio de la temporada.

Tampoco se necesitan más jugadores en esa zona que queda descolgada. Esos dos jugadores que se mueven absolutamente móviles por detrás del delantero centro. Ahí es donde se acumulan los jugadores, ya que aparecerían mediapuntas como lo son Götze o Müller, pero también los extremos. Así pues, son dos posiciones para desconcertar a las defensas y para hartarse a marcar goles y crear peligro desde segunda línea, ya que el delantero es quien fija los centrales. Todo parece ir sobre ruedas con esta nueva idea, pero una vez todo analizado, la pregunta es: ¿es este un buen planteamiento para un futuro Bayern de Pep? Lo veremos en la siguiente temporada.

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