viernes, 11 de abril de 2014

Alcácer emerge en la épica

Las grandes obras del ser humano no solo vienen motivadas por la propia grandeza de estas, el momento en el que este instalada una sociedad determina el impacto de dicha obra. La ilusión, el esfuerzo y la concentración son claves para la consecución de esas cotas personales más altas. Dentro de todas las disciplinas, el deporte es una de las que más incentivan el trabajo en equipo y la política del esfuerzo. Romper un círculo vicioso negativo es provocar una explosión en la gente que te sigue. Significa quitarse un gran peso de encima, lo que posibilita ver las cosas de otro modo y ver recompensado un trabajo bien hecho. Ayer, el Valencia obró una proeza, una machada que activo una alegría dormida durante algunos años, desde que el club de la ciudad del Turia perdió a su última gran camada de grandes jugadores. Alcacer, Fede, Bernat y otros tantos más eran las esperanzas, ahora son el optimismo y la alegría.

Paco Alcácer marcó tres de los cinco goles de su equipo en el partido


Nos encuadramos en una temporada en la que el equipo marcha fuera de puestos europeos, con pocas opciones de clasificación en liga por su irregularidad en dicha competición. En la Copa del Rey el conjunto Che cayó ante el Atlético de Madrid, el defensor del título. Las esperanzas de la temporada residían en la Europa League, donde el equipo apenas había pasado apuros. Hace diez años el Valencia  fue campeón de liga de la Uefa, nada como revalidar el título europeo como homenaje a aquel equipo de Benítez. El Basilea  esperaba en cuartos con la ida en ST. Jakob Park. La primera parte en el partido de ida en Suiza fue un desastre, como así lo definió el central francés Mathieu. El equipo caía 2-0 al descanso, pero en la segunda parte la actitud y la reacción no faltarían. Lo que si se echaría de menos sería el gol. Se generaron ocasiones, pero el gol no llegó. Y con el equipo volcado, Stroker apuntilló a los españoles con el tercero en el tiempo de descuento. Un rotundo 3-0 que no se reflejaba en su totalidad al fútbol practicado.


Sin muchas razones, debido a su pobre empate a cero en el partido de liga de ese fin de semana, en la capital valenciana se fue instaurando un ambiente de remontada. Los medios locales incentivaban una utópica remontada de los suyos. La afición encontraba en esos titulares una venta de humo sin igual. Razones no faltaban para ese pesar. Por si fuera poco, sus dos delanteros se encontraban en una sequía de goles destacable. Alcácer no había marcado en sus últimos cinco encuentros. Vargas era más señalado por las claras ocasiones falladas en la ida y su rival liguero. La noche llegó y una estrella valenciana brillaría por encima de todos: Paco Alcácer. Mestalla respondió, tal vez contagiado por ese ambiente de remontada épica. El partido comenzó con un minuto de silencio previo al juvenil fallecido del Ontinyent.

El Valencia comenzó con una actitud irreprochable de querer ir a por el Basilea. Sin embargo, los suizos contaban con el positivo factor de poder permitirse fallos. Hasta dos, teniendo en cuenta el 3-0 de la ida. Javi Fuego, centrocampista durante toda su carrera futbolística, ejerció como central, al igual que contra el Valladolid. La baja de Senderos y un Ricardo Costa saliendo de lesión obligaron ese cambio táctico. La pareja del ex del Rayo Vallecano fue Mathieu, lo que desembocó en una buena de salida de balón por parte de los dos  y con metros por delante, ya que el Basilea esperaba recuperar y salir rápido. Desde el comienzo, la presión de los hombres de Pizzi sobre el jugador contrario con balón fue asfixiante, realizándola hasta con tres jugadores. Esa presión provocaba numerosas pérdidas de balón y robos del Valencia, desde ahí se parte para explicar su excesivo dominio del encuentro. Pero esa presión bien pudo significar el adiós. Un achique de espacios mal hecho, línea superada y llegada con superioridad que podía convertirse en gol. Afortunadamente para el equipo español, esa situación no se dio en todo el encuentro.  



Keita se hundía  bajo los centrales en repliegue. Lo mismo, pero al contrario hacía Parejo. El faro del Valencia buscaba el balón en posiciones defensivas, se movía con él buscando el envío adecuado, lo daba en largo con precisión y se incorporó al ataque desde la segunda línea. Su partido dista mucho de ese jugador recién llegada del Getafe que se ganó el odio de la afición. El centrocampista es un ejemplo más de como con esfuerzo se consigue un buen rendimiento, y ese rendimiento asegura cariño que desemboca en confianza. Seydou Keita robó muchos balones por medio del sacrificio. Ese sacrificio fue con el que se ganó el título de “niñita” de Pep. Su compromiso esta fuera de lugar. Los robos en el medio también fueron obra de un Javi Fuego que arriesgaba saliendo de la cueva, pero su condición ce centrocampista le ayudaba a realizarlos con una soltura inusual para un centra puro.

Pese a lo relatado anteriormente, en la primera media hora de encuentro el Valencia apenas creó ocasiones claras. El Basilea creaba pavor cuando se acercaba al área del Guaita y eso conllevó a una ligera desconfianza en la grada. La confianza se recuperaría con el primer gol de los Che. La presión colectiva provocó la rifa en largo de un balón, que lo acomodó perfecto Joao. El lateral portugués avanzó con él por el medio, donde se habían generado huecos por la posición en salida del rival. Esa concesión se fusionó con dos cosas: un envío preciso del lateral y un desmarque a la espalda del lateral por parte de Alcácer, aprovechando su posición adelantada ante la salida frustrada. El punta de Torrent acomodó el balón con el pecho y, sin dejarlo botar, definió al primero. Control y definición de delantero destacado.



Mestalla estalló, pero quería más. Joao lo volvió a ver primero. El lateral portugués se entendió perfectamente con Feghouli. Cuando el argelino se venía al medio, arrastraba al marcador dejando espacios por banda que eran aprovechados por las subidas de Joao. Cuando Feghouli se quedaba en la banda, Pereira se metía por el medio, como en el primer gol. Un buen balón en profundidad del luso a un buen desmarque del argelino fue aprovechado por Vargas. El chileno remató de cabeza contra el cuerpo de Sommer y el balón se marchó fuera. En el corner consecutivo, Edu Vargas ganó en el salto a Xhaka y a Schär y realizó un remate perfecto que se coló por la izquierda de Sommer. El balón describió una parábola perfecta. El chileno erró el primer remate, a priori más sencillo, y anotó el segundo, más difícil pero más épico para el momento. Así se llegaría al descanso. Con un Basilea pidiendo minutos para reestructurarse y con un Valencia llevado en volandas por su afición que olía sangre.

El Basilea salió de inicio con un 4-1-4-1, con Frei como mediocentro posicional y con Delgado como delantero titular. El buen rendimiento del delantero en la ida le proporcionó otra oportunidad en la vuelta. Sio esperaba en el banquillo, ya  que Delgado proporcionaba trabajo en presión. Desde el comienzo se pudo observar como Schär y Sauro se emparejaban con los dos nueves valencianistas. Schär fue una gran ayuda por su buena salida de balón, sin embargo sufrió mucho a la espalda, como así se reflejó en el primer gol del Valencia. Die, en repliegue, se colocó como interior. Su físico le permitía ser intenso en la presión y aportar una buena zancada a la hora de salir en velocidad. Degen fue ubicado en la izquierda para aprovechar los balones en velocidad. Los suizos fueron objeto de una gran presión, que les quitó ese colchón que tenían como resultado y despertó la voracidad de los dos nueves valencianistas tras algunas jornadas de sequía.

Parejo fue el faro del Valencia, el encargado de guiar el juego del equipo


Emergió Alcácer


La segunda parte comenzó y Murat Yakin dio muestras del temor que le influían Vargas y Alcácer con un cambio de sistema. Pasó a defender con tres centrales (Schär – Frei – Sauro) y con dos laterales largos. Esos laterales estuvieron muy ayudados por los hombres de banda: Marcelo Silva en la derecha y Die en la izquierda. Elneny y Delgado fueron los hombres del centro en el inicio y Degen paso a ser el punta. Como se podía intuir, Delgado sufría en esa posición centrada, por lo que su cambio no tardó en producirse. Entró Sio por el punta argentino. Con el cambio Degen pasó a la banda, su  posición más natural, y Die al medio, donde menos sufría. Conforme el partido  fue avanzando, Degen se retiró y entró Aliji. En la ida el joven suizo actuó de lateral izquierdo. Hoy actuaría por delante de Safari, ya que Degen estaba agotado y sufría para ayudar a su lateral.



El conjunto de Murat Yakin varió mucho si tenemos en cuenta su once inicial. No se le podrá tachar al turco de técnico inmóvil ante diferentes situaciones. En la segunda parte el equipo local lo intentó con numerosas balones provocados por una presión y agobio constante al rival. El Valencia encerró al Basilea en su propia área, creando peligro por los dos costados y desde el centro. El balón llegó a impactar hasta tres veces en el larguero, la última para hacer más espectacular su cabe el tremendo zapatazo de Alcácer desde la frontal. En una de las muchas faltas laterales, el balón le cayó a Vargas, que dicho sea de paso controló con el brazo. El chileno remató y Sommer volvió a salvar. El guardameta suizo salvó de nuevo a los suyos en un disparo desde la frontal de Alcácer, que tras el palmeo se marchó escupido por el larguero. Joao volvió a fabricar un gol con un envío diagonal preciso. Vargas se desmarcó arrastrando a dos marcadores y dejó el balón con el exterior en la frontal de forma acrobática. Paco llegó con fuerza y, con un zurdazo magistral, el balón acabó en la escuadra derecha de Sommer.

La obra, la proeza estaba fabricada; solo quedaba la guinda. Esta tardaría en llegar. Tras el tercer gol, el Valencia sosegó, se calmó; valorando que si encajaban uno, sería casi imposible marcar otros dos. La prórroga era el objetivo no deseado, ya que el Basilea estaba nervioso y sería en el tiempo prolongado, con más margen, donde se llevaría a cabo el arreón final. Al borde del minuto noventa, el tiempo se paró en el feudo valencianista. Parejo lanzó un preciso balón largo a la espalda de la defensa suiza, agotada y con dificultades para girarse. Alcácer hizo el desmarque y se encontró solo contra Sommer. Lo debió ver tan fácil, el objetivo en su mano, que el último control se le fue y el balón fue rechazado por Sommer. Posteriormente, el balón acabaría de nuevo en la madera para darle un mayor dramatismo a la cosa. El punta valenciano se marchó cabizbajo. Había fallado el gol de la victoria, sin embargo, también era el artífice principal de tal machada. Sus compañeros le consolaron y la prórroga comenzó.

Este gráfico no solo indica el gran número de robos del Valencia, también
que el lado de salida habitual del rival era la derecha. Ahí se ejerció
una presión con muchos hombres


El último empujón


La prórroga era el último intervalo de tiempo antes de la fatídica tanda de penaltis. El Valencia salió contagiado de ese ritmo algo más pausado con el que terminó la segunda parte. Sin embargo, una gran jugada de Bernat por la banda que acabó con un remate de Parejo y de nuevo una parada de Sommer hizo reaccionar a los Che. Jonas había salido en la segunda parte por Fede y Mathieu se había lesionado y había dejado su puesto a Costa. Tras la ocasión del Valencia, dos expulsiones le hicieron creer más que nunca. Marcelo Díaz cometió una estupidez (como ya pasara el año pasado ante el Zenit) que le costó la expulsión. El Basilea estaba con diez. Minutos después, un rifirrafe entre Vargas y Sauro acabó con amarilla para ambos. El Valencia cazó una contra, instantes después, y el central ex de Boca lo frenó con una falta de amarilla. Kasai no se lo pensó y expulsó al central. El Basilea estaba con nueve, en apenas diez minutos y el Valencia debía apretar más que nunca.



Los penaltis se convirtieron en objetivo prioritario para los suizos. El Valencia no especuló y fue a cuchillo a por el pase a semifinales. Piatti declinó los quince últimos minutos de encuentro. La entrada de un jugador eléctrico y fresco ante una defensa que por falta de efectivos dejaba muchos espacios fue muy bien vista por Pizzi. En una de esas Piatti recibió solo en la izquierda. Metió el sprint hasta la línea de fondo y puso el centro raso. Alcácer volvió a ganar la partida a la defensa con un gran desmarque al primer palo que combinó con un no menos buen remate entre las piernas de Sommer. La locura se desató en Mestalla. Un canterano había marcado un Hat – Trick en uno de los partidos más exigentes e importantes de la temporada. El de Torrent no se escondió y hasta Axel Torres desde la cabina de comentaristas expresó que es una posibilidad su selección para el Mundial de Brasil.




Había que defender, porque un gol del Basilea echaba por  tierra todo el trabajo anterior. No obstante, llegó el quinto de otro chaval de la casa que había cuajado un encuentro sensacional. Bernat sacó su definición de jugador atacante y batió por alto a Sommer, que pese a recibir cinco fue el más destacado de los suizos. El árbitro pito el final a los tres minutos, pero Mestalla estaba de fiesta desde el gol del lateral izquierdo. Hacía bastante tiempo que la afición valencianista no se encontraba con una noche mágica. Ayer se festejó el pase como si de un título se tratara. Muchos de ellos no solo celebraban el pase, se alegraban por el nacimiento del nuevo estandarte valenciano: Paco Alcácer.


Christian Sánchez de la Blanca Portillo |  

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