domingo, 23 de marzo de 2014

El Chelsea aplasta a un Arsenal suicida

Mourinho humilló a Arsene. El portugués amargó el partido número mil del alsaciano como técnico “gunner”. Fue una victoria contundente por aplastamiento en carrera. Mou presenta su clara candidatura a competir de tú a tú contra el PSG,  al que muchos dan como favorito en la eliminatoria de Champions. Y para competir por la Premier ante un City que debe visitar algunos lugares poco propicios como Anfield. Esta autoritaria victoria pone sobre la mesa todas las posibilidades de este Chelsea.



Pese a la victoria, fueron el Arsenal y Wenger los que en realidad motivaron este aplastamiento con su once titular, como ahora veremos. El Chelsea se protege tras la divisoria de los dos terrenos, bien ordenado y dejando escasos espacios. Cuando el rival atraviesa esa línea, da comienzo una presión incesante de los hombres de arriba, los Schurrle, Hazard, Oscar, Eto´ó… Este intenso “pressing” sobre el rival motiva  la pérdida de pelota y, a partir de ahí, comienza la carrera.

Arsenal atacando y Chelsea en repliegue


El Arsenal formó en su medio campo con Arteta como único medio centro. Más adelantados, como interiores, se situaban Cazorla y Oxlade. El esquema básico era un 4-1-4-1. Hemos podido observar como en los anteriores encuentros, el Arsenal ha competido más sin la posesión de balón, sin tener que llevar el peso del encuentro. Sin embargo, los de Mou desprecian esa posesión y el Arsenal se viene arriba con el dominio del cuero. Así, los “guuner” intentaban penetrar en campo contrario con una serie de pases cortos muy vulnerables a los robos del Chelsea. Estos robos fueron más fáciles de realizar por la composición del medio campo. Cazorla y Oxlade saben tratar bien el balón, saben jugar con criterio, pero no saben jugar de espaldas. Son jugadores al anárquicos que actúan libres por tres cuartos de campo. De modo que la presión del Chelsea se ejercía sobre los interiores, para robar y salir rápido.

Así, el Arsenal fue muriendo en manos de un Chelsea poco exigido. Es más. La palabra exacta se acerca más a suicidio que a derrota por aplastamiento rival. Los de Wenger volvieron a incurrir en el error de intentar salir por el medio. Allí, la presión del Chelsea era de hasta cinco hombres. Imposible la salida y más con un rol de jugadores incapaces de aguantar esa presión mencionada. En Anfield fue aplastado, en el Etihad igual y ahora en el Bridge. Mucha culpa de ello la tiene esa tendencia suicida de salir por el centro.


El arte del gol


La voracidad no se pierde. Ya puedes estar un año sin patear un balón que no la perderás. La forma física, lo que te permite realizar con soltura todo lo que ordenas desde la cabeza, sí se pierde. Eto’o nunca perdió la voracidad, el arte de ser importante no solo marcando goles, sino abriendo la lata. Se dice que el primer gol es el más difícil. Coincido en que dependiendo del momento en que marques el primer gol, el partido cambia de maneras muy diversas.

Segundo gol del Chelsea. Eto'o arrastra y libera espacio para la penetración de Schurrle


Ayer el primer gol de Eto’o, una preciosidad de delantero en buena forma, permitió al Chelsea ejercer su plan de esperar con el colchón de ir por delante en el marcador. La lesión a los diez minutos de juego impidió poder verle más tiempo en el terreno de juego. Había marcado uno y había posibilitado el segundo arrastrando marcajes y dejando más espacio libre para Schurrle. Torres aprovechó su oportunidad trabajando muchísimo para el equipo y dejando el egoísmo propio de un delantero a un lado. Mou debe estar contento con él. Asumió un papel muy del portugués dentro del campo.


Oxlade no estuvo a la altura


Quizá las pérdidas de balón en el medio no fueron totalmente culpa suya, sino más bien de un entrenador incapaz de ordenar al equipo cuando apenas diez minutos después del pitido final, ya caían 2-0. El tercero no tardó en llegar, además fue en consonancia con el encuentro: una completa locura de gol. De nuevo otro balón perdido en el medio y otra salida rápida. Torres, que sustituyó al lesionado Eto’o, fue generoso y dio el pase hacia atrás descolocando a toda la defensa. Hazard disparó y el disparo fue desviado a corner por una espectacular palomita de Oxlade…eso se hubiera narrado de haber sido el inglés el portero.

Saliendo el Chelsea con espacios sin opción para el mediocampo del Arsenal.


Chamberlain desvió un disparo que posiblemente no fuera dentro con la mano, en una imprudencia que ennegreció su partido. Si la jugada era rocambolesca, el árbitro del encuentro le dio la vuelta. Expulso a Gibbs en vez de al infractor Oxlade, quizá por su parecido físico (qué hubiera pasado si Wallcot también hubiera estado en el campo). La imprudencia no es que hiciera mano cuando el disparo posiblemente se marchase fuera, tiene que ver con dejar a tu equipo con diez y con un más que posible gol desde los once metros. En muchos años solo he visto que eso fuera positivo para el equipo y fue en el Ghana – Uruguay del mundial de 2010.


La Premier muy lejos



La segunda parte Wenger quiso cerrar huecos y recompuso la defensa con Jenckinson, Vermaelen, Koscienly y Sagna. Los laterales a banda cambiada. Flamini en el medio para ayudar a Arteta y evitar la sangría. Antes de finalizar la primera parte, Torres había vuelto a incurrir por la banda derecha y le había puesto un gran balón para que Oscar hiciera el cuarto. Roosicki y Cazorla se quedaron por fuera en un 4-4-1. Oscar hizo el quinto con un disparo desde media distancia y el egipcio Salah el sexto. El ex del Basilea apenas había contado para Mou, pero un gran pase de Matic, unido al buen desmarque en ruptura del egipcio, le permitió anotar el primer gol como jugador del Chelsea. El Arsenal, tras esta derrota, ve lejos la Premier. Se queda a siete puntos del líder, el Chelsea y con el Manchester City con tres partidos menos jugados. 

Organización del Arsenal en la segunda parte.




Christian Sánchez de la Blanca Portillo |  

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