sábado, 5 de julio de 2014

La intensidad brasileña anuló a Colombia

Brasil y Colombia se presentaban en los cuartos de final del mundial con un gran favoritismo. Los de Pekerman habían conseguido, hasta la fecha, pleno de victorias con un juego fluido y efectivo de cara a portería, mostrando sus múltiples variantes en cada situación de partido. Los anfitriones, sin embargo, llegaban tras una auténtica batalla contra Chile donde habían salido bastante damnificados en cuanto a lo meramente futbolístico. La suerte y habilidad para lidiar con momentos muy críticos les otorgó el pase en la tanda de penaltis. Colombia tuvo un encuentro bastante tranquilo ante Uruguay y los de Scolari podrían acusar el cansancio.

David Luiz tras marcar el gol de la victoria (Vía telegraph.co.uk)


De entrada “Felipao” introdujo algunas novedades importantes en el once inicial. Dani Alves se caía del equipo titular por decisión técnica y en su lugar entraba el lateral de la Roma, Maicon. El campeonato que está realizando el defensa del Barcelona dejaba algunas dudas en el técnico brasileño y, ante el plan ante Colombia, la capacidad física de Maicon aportaría más. Luiz Gustavo fue sustituido por Fernandinho. Scolari prefirió no realizar experimentos de ningún tipo en el esquema de juego, ya que se rumoreaba con el cambio al sistema de tres centrales y dos carrileros. Por lo demás, Oscar y Hulk ocuparon las bandas. El sistema carioca se acercó más al 4-3-3 que al teórico 4-2-3-1, ya que Oscar venía desde la banda al mediocentro para ayudar a los dos mediocentros en la recuperación con la presión muy arriba. Cabe destacar el gran rendimiento del mediapunta del Chelsea en ese trabajo oscuro que es la recuperación.

Pekerman optó por dar continuidad al sistema que le mantenía invicto en el campeonato. Colombia formó en un 4-4-2 clásico, donde uno de los cambios más destacados fue la entrada de Guarín. Posiblemente Pekerman creyó oportuna su entrada para llegar en ventaja a la espalda de los mediocentros, ante la más que posible titularidad de  Fernandinho. Dentro del completísimo jugador que es el del City, esta temporada se le han visto muchas carencias actuando como mediocentro posicional por detrás de Yaya Toure. Esto se debe a que se encontraba fuera de posición. Cuadrado era seguro en una de las bandas, la duda asaltaba en el jugador que  ocuparía la otra. Ibarbo y Jackson se habían repartido esa posición en los cuatro partidos de mundial (los dos primeros el del Cagliari y los dos últimos el del FC Porto). Finalmente fue  Ibarbo el que partió de titular para trabajar en recuperación y dar salida a Armero acumulando marcadores en las más que posibles diagonales interiores buscando posición de disparo. Tapar las subidas del lateral derecho brasileño era el objetivo.

Scolari tenía muy claro el guion del encuentro: realizar una presión muy intensa y no dejar jugar a Colombia en campo contrario. El plan era simple, pero de una dificultad extrema por el orden y esfuerzo físico que había que mantener. Ese plan salió a la perfección en los primeros cuarenta y cinco minutos de partido. Los brasileños creaban muchos problemas a los de Pekerman en la salida de balón debido a la buena presión de los medio centros y a la de los dos bandas cuando se intentaba la salida lateral. La única solución era el balón largo, que era bien ganado por los cariocas por el gran poderío aéreo de sus centrales. Quizá si Colombia hubiera salido a encerrarse el desarrollo del encuentro hubiera sido distinto, sin embargo, pese a las rápidas transiciones atacantes de los locales, Colombia solo se fue al descanso un gol por debajo en el marcador. El tanto llegó a balón parado, desde un saque de esquina. David Luiz y Fred acumularon muchos hombres en el primer palo y Thiago Silva llegó solo al segundo.



Dichas jugadas están aportando mucho para el equipo brasileño, como ya vimos en el partido ante Chile. Los colombianos fallaron en la marca y no se encontraban en el terreno de juego. Debido a la  locura de la ida y vuelta de los brasileños (ida, había más bien poca, porque los de James eran incapaces de salir de su campo) se pudo presenciar jugadas un tanto extrañas, con Yepes y Zapata fuera de posición ante la obligatoriedad de salir a tapar huecos dejando a Ospina solo ante el peligro. Precisamente fue el guardameta del OGC Niza el que impidió una mayor goleada en la primera mitad con varias intervenciones de mérito, donde mostró sus buenas dotes de reflejos y de blocaje. James fue el único jugador que aportó algo. Su confianza en todas sus acciones eran esperanzadoras de cara a la segunda mitad. Sus salidas centrales fueron lo poco ofensivo de los de Pekerman en la primera parte.


En el segundo tiempo, los brasileños se vinieron abajo en la presión, pese al gusto de Scolari de mantener la misma intensidad durante los noventa minutos de un partido. Lo que no se vino abajo fue la intensidad en la defensa. Una línea de cuatro bien armada atrás y, ahora, los colombianos disfrutaban de espacios para llegar, sobre todo por la banda con la incorporación de sus dos laterales. Sin embargo, llegó  otro gol a balón parado de Brasil tras un gran lanzamiento de falta del central David Luiz. El partido marchaba dos a cero y Brasil solo debía esperar y contragolpear. Pekerman comenzó a realizar los cambios nada más comenzar la segunda mitad. Ibarbo se retiró y entró Ramos. Este cambio implicó que James cayera a la banda izquierda, pero con libertad para llegar al medio. Este movimiento creaban espacios en la banda que fueron aprovechados por Armero en incorporación desde atrás. El objetivo era abrir el campo y obligar a los defensas brasileños a guardar su sitio. James disfrutó de muchos más espacios en la frontal del área desde donde pudo filtrar buenos balones interiores y uno de ellos acabó con la jugada del penalti que él mismo se encargó de anotar. El empate parecía más cerca que nunca, pero el escaso acierto de Colombia de cara a portería dio vida a Brasil, que finalizó el encuentro en campo colombiano. 


Christian Sánchez de la Blanca Portillo 

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