El partido comenzó con una Australia muy descarada, y una selección española que parecía haber hecho las maletas antes de tiempo. Los ataques que llevaban a cabo los australianos, venían siempre por su banda izquierda, y Davidson era el protagonista. Aprovechando las subidas de Juanfran, intentaban hacer daño por ese costado, pero la ausencia de Cahill se notó durante todo el partido, ya que nadie daba soluciones a partir de tres cuartos de cancha. Pero poco le duró a Australia esta intentona de campanada. A partir del primer cuarto de hora de juego, España comenzó a utilizar las bandas para atacar. Tanto Alba como Juanfran subían la banda creando superioridad en el campo rival. Además, la sociedad Villa - Torres de antaño, ayer, en señal de despedida, volvió a funcionar. Todo esto unido a un Andrés Iniesta que no nota el bajón de la selección española, desencadenó en el primer gol del partido. A pesar de que el partido era intrascendente para el futuro de ambas selecciones en el mundial, no fue un gol cualquiera. Pase de Juan Francisco y golazo de tacón del de siempre, David "El Guaje" Villa. Gol número 59 de su carrera con la absoluta. Con él, hacía mas grande su leyenda como máximo goleador de La Roja. A partir de este gol, nos encontramos con una España más reconocible que el resto del campeonato, -el rival también ayudó a ello-. Australia sólo consiguió sacar la bola jugando al pelotazo, y sus acercamientos a la portería de Pepe Reina se resumían en tiros lejanos de Lekic.
La segunda mitad comenzó una selección española más ausente que en la primera. Pero la incapacidad de Australia para mejorar y acercarse al área rival, hizo que los españoles volvieran a crecerse. En el 56`Villa es sustituido por Mata, cosa que no fue del agrado del asturiano que se fue visiblemente mosqueado. A partir de aquí, los nuevos, que cuentan con menos minutos, continuaron presionando, pero los habituales estaban mentalmente montados ya en el avión. En el 68' llegó el gol de Fernando Torres, y en el 81' el de Juanín Mata. España acabó el partido con tres mediapuntas -Silva, Mata y Cesc-, dos interiores -Koke e Iniesta- y con Torres como única referencia arriba. Australia por su parte, mejoró con la entrada de Bresciano, que le dio algo más de lucidez en esos últimos 15 metros.
El partido finalizó con un 3-0 a favor de España que sirve únicamente para tapar vergüenzas de partidos anteriores. Era un partido intrascendente, y ambos equipos lo sabían. Tanto australianos como españoles, debemos esperar otros cuatro años para volver a ver a nuestra selección -si ambas se clasifican- en el mundial. Muchas incógnitas rodean a La Roja de cara a la próxima Eurocopa. ¿Relevo generacional o no? Lo que está claro es que el futuro futbolístico de España está más que a salvo.
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