Un punto dulce y amargo

Brasil pensaba conseguir los nueve puntos en la fase de grupo, pero México llegó dispuesta a estropearle la noche y complicarle -levemente- la clasificación como primera de grupo. Una gran mejoría táctica de los mejicanos, la defensa de cinco y un gran Ochoa, acabaron por congelar el marcador en el 0 - 0 inicial. Brasil salió con un claro 4-2-3-1, mientras que México apostó por un 5-3-2.

El partido comenzó con Neymar emocionándose al cantar el himno brasileño -al igual que su compatriota Julio César contra Croacia- y la importante baja de Hulk en la delantera. Los mejicanos durante los primeros veinte minutos, se convirtieron en la sombra de los chicos de Scolari. Esto unido a los graves problemas que tiene Brasil para sacar el balón jugado, hizo que el inicio del partido se le hiciese duro a la anfitriona. A partir de aquí, -minuto veinte- Brasil se hace con el control del partido y del balón. México se limitó durante todo el primer tiempo a defenderse bien, y a pegar el pelotazo para sacar la bola del área. Los brasileros, utilizaron las bandas y sus laterales para conseguir más efectivos en ataque. Con Alves y Marcelo como protagonistas, colgaban balones al área, y en uno de ellos, Ney la tuvo, pero por primera vez apareció Ochoa, que ya hacía intuir tanto al culé como a toda la selección brasileña que no iba a ser nada fácil abrir la lata. Poco después Paulinho se topó de nuevo con el portero mejicano, que salvó de otra vez a su equipo. Por parte de México, el único acercamiento peligroso durante toda la primera parte, fue un tiro peligroso de Herrera, que conseguiría desviar Julio César.

La ayuda defensiva tanto de Guardado, como de Herrera y Vázquez, fueron

 vitales para que México sobreviviera en defensa a la embestida canarinha.

La segunda mitad se inició con la salida del terreno de juego de Ramires -debido a la amarilla que vio durante la primera mitad- y la entrada de Bernard por él. Brasil, continuó con una fe ciega confiando en penetrar por las bandas e intentando llegar hasta el gol con balones colgados. México mejoró por momentos, tanto, que en tramos del partido incluso mereció el gol. Pero a partir del 65', Brasil asedió la portería mejicana, teniendo siempre la misma respuesta de un grandísimo Ochoa que acabó con las esperanzas de victoria canarinha, primero, deteniendo un tiro de Ney y, posteriormente, un testarazo de T.Silva. 

Ochoa fue el mejor del encuentro

El partido, en su tramo final, se convirtió en una autentica locura. Ida y vuelta de ocasiones nada fructíferas, que acababan o en las manos del portero, o fuera de los tres palos. Hubo algunos detalles en esta segunda parte que también pudimos ver en el partido ante Croacia y que ya anunció Scolari antes del Mundial. "Brasil contra cualquier rival sufrirá durante tramos del partido". Y no se equivocó. Cierto es, que los mejicanos no se parecen en nada a aquellos que se clasificaron por los pelos en la fase previa al campeonato del mundo, pero la anfitriona debió ganar el partido tanto por calidad, como por ambiente e ilusión. Como figuras claves en el partido, podríamos destacar por parte de Brasil a Thiago Silva. Trabajó como siempre en defensa, ordenó a sus compañeros y algunas de las ocasiones más claras para su selección, las tuvo él. En cuanto a México, no hay dudas. Ochoa. Figura clave, importante y salvadora para el conjunto mejicano. Consiguió mantener viva a su selección en el partido y. sobre todo, en el grupo. 

Brasil en la segunda mitad se volcó con todo arriba, movilidad de Bernard y Neymar, y los laterales aún más largos que en la primera parte. México bajó en  su presión.

México recibe este dulce punto como una inyección de oxígeno que le permite creer que si se puede clasificar para octavos, continuando por delante de Croacia independientemente de lo que pase en su partido ante Camerún. Se avecina un partido lleno de emociones entre Croacia y México, del que saldrá un clasificado. Por otro lado, Brasil se queda con un resultado amargo, que, seguramente, no influya en su liderato del grupo, pero si que amarga la fase de grupo inmaculada que pretendían llevar a cabo.